Como muchos sabemos, en el plano laboral y personal, siempre es bueno poder y saber trabajar en equipo. Notamos en algunas personas cierta facilidad para desenvolverse en grupos y ambientes. Y es que hay personalidades que son bien adaptadas y promueven equipos de trabajo y grupos productivos y positivos, a diferencia de ciertas personalidades que demuestran mayor dificultad para comunicarse y asumir un rol beneficioso en los distintos ámbitos cotidianos.
Podríamos preguntarnos entonces, ¿qué es lo que favorece en nuestra formación la construcción de herramientas para una mejor adaptación al trabajo en equipo? Todas las variables posibles pueden ser contempladas; estructura familiar, tipo de educación, rasgos particulares de personalidad, etc. pero es importante plantear que sí se pueden transformar o educar ciertas dinámicas para convertirnos en verdaderos team players.
Un team player es una persona que cuenta con características bien definidas; por lo general es una persona activa, flexible y orientada a objetivos. El deporte en equipo, como el hockey, promueve el desarrollo de estos tres puntos sumado a la intensa disciplina que implica el aprendizaje de una actividad tan particular.
En la cancha, como en la vida, es importante ser abiertos y saber escuchar otros puntos de vista, debido a que en muchas oportunidades nos encontramos sesgados por tener una percepción limitada del entorno y debemos confiar y delegar en nuestros pares. Al mismo tiempo, debemos permanecer activos y trabajar de manera sinérgica contribuyendo al objetivo o meta del equipo (¡en nuestro, caso ganar!). Por lo que de a poco y con el tiempo, vamos adquiriendo cierta dinámica que cambia nuestra estructura de pensamiento. A través de nuestro deseo de victoria, comenzamos a desarrollar el sentido de pertenencia al grupo y aquí es donde en plano afectivo entra en juego, sumando a todos estas herramientas adquiridas, el valor de formar parte de un grupo humano y, por qué no, el valor de construir nuevas amistades.
El hockey nos ayuda a entender la importancia del compromiso a través de la disciplina del entrenamiento y la auto-exigencia de manera recreativa y, al mismo tiempo, nos enriquece con el desarrollo de skills humanos que nos permiten ser buenos profesionales y mejores personas.
Escrito por: Florencia Álvarez, psicóloga & jugadora de San Silvestre Sport.